Wednesday, November 16, 2005

Irse


Juan Carlos nació hace 33 años. Pero ésta es la historia del exilio hacia otro país. "Pueden llevar sólo tres cosas a la Argentina. No más de tres porque no hay lugar", dijo Marta, la mamá de Juan Carlos Salinas Cortéz (página personal). Irse de La Paz (Geo) era algo charlado en la familia compuesta por él, su hermana María Lucy y su madre.



Desde hace un buen tiempo, su papá no vivía con ellos: se había ido a los Estados Unidos, donde aún vive.



"Para mí, viajar a la Argentina era una aventura. Pero mi mamá estaba angustiada. La decisión no fue de un día para el otro. La cosa venía mal. Un día llegaba a casa y mi mamá había vendido el televisor. Al otro día, nos quedamos sin cama y así, sucesivamente", cuenta Juan Carlos.

El día que llegó a Retiro hacía, a la sombra, unos 35 grados. Juan Carlos llegó vestido con un pantalón de lana rojo y más lana de pies a cabeza. Buenos Aires, claro, le pareció inmensa y calurosa.

Apenas llegaron, se instalaron en una casa de Caballito, que pertenecía a una familia que le dio alojamiento por un tiempo. Mamá Marta comenzó a hacer tareas domésticas en casas de familia y Juan Carlos y su hermana fueron al colegio.

El comienzo en el colegio no fue fácil. Juan Carlos tenía edad para entrar a la secundaria, pero lo hicieron repetir dos años porque no confiaban en la formación que había recibido en Bolivia. Y, además, soportó a veces firmemente y otras veces a los puños la bienvenidas poco cariñosas que le daban algunos compañeros por el sólo hecho de ser boliviano. "Cada tanto, volvía a casa con el cuaderno de comunicaciones firmado por la directora. Y lo más gracioso es que mi hermana también se peleaba con sus compañeras". Mejor, escucharlo con sus propias palabras.


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En la secundaria, la cosa mejoró poco a poco. Y, como Juan Carlos se estaba haciendo hombrecito, llegó el debut sexual. Desde este blog, queremos desmentir las versiones que circulan que fue con un hombre detrás del Viejo Gastrómetro. En realidad, fue con una señorita, que dedica su vida a vender -pero nunca comprar- amor. Acá, en exclusiva para este blog, el recuerdo de ese momento.


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Pero la vida amorosa de Juan Carlos no sólo se reducía a las chicas de Primera Junta. El joven se puso de novio con la niña que en esta foto aparece a su izquierda. Nuestro pequeño cabrón boliviano recuerda el noviazgo.


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Juan Carlos se recibió de Licenciado en Comunicación Social en la UBA y ahora es redactor del diario El Vocero Boliviano, de la colectividad.

Ah, los tres objetos que se trajo para la Argentina fueron sus monedas de colección, un cuerno de vaca que él mismo buscó y una bolsa llena de piedras, porque le habían dicho en la Argentina no había. ¿Por qué piedras? ¿Para qué?


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